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Quentin Tarantino cuenta con un estilo fílmico marcadísimo, como consecuencia de casi treinta años en el mundo del cine. A día de hoy, sus diálogos son reconocibles por cualquier aficionado al séptimo arte, al igual que algunos de sus planos característicos, su gusto por homenajear a cintas y a directores icónicos, y su uso tan personal de la violencia y de la banda sonora. Además, a día de hoy es muy fácil encontrar a directores y guionistas que buscan transmitir a sus obras un estilo semejante al del director, o que le homenajean de la misma forma que él lo hace con sus ídolos.

Planos

Tarantino, a lo largo de su filmografía que se extiende en el tiempo, ha ido haciendo uso de diferentes corrientes cinematográficas dependiendo de diversos factores: para empezar, a qué género pertenecía la película que estaba rodando. Un ejemplo claro de esto, es que en muchas ocasiones, y como parte de sus homenajes a otros directores, incorpora a sus películas planos y tiros de cámara idénticos a los del género al que homenejea.

Esto podemos verlo claramente en el primer Volumen de Kill Bill, mientras Uma Thurman lucha contra los Crazy 88, y se imitan planos característicos del cine de artes marciales, o en Érase una vez en Hollywood, cuando mueve la cámara alrededor del personaje de Johnny Madrid para imitar un plano característico del western. 

En este video se observa el ejemplo de Érase una vez en Hollywood

A nivel más general, Tarantino siempre ha hecho uso de una gran variedad de planos en su cine, 

aunque algunos de los más característicos son los siguientes:

 

El POV (point of view, punto de vista). Se trata de un plano, generalmente contrapicado, en el que vemos la acción desde el punto de vista de algo o alguien que está presente en la escena. Los más repetidos son los POV desde un maletero (como en Reservoir Dogs), plano que ha aparecido en todas las películas del director en las que los coches ya se habían inventado (se quedan fuera, obviamente, Los Odiosos Ocho y Django Desencadenado).

Sin embargo, en los casos en los que no podía introducir el maletero, Tarantino hacía estos planos desde otros puntos de vista, como es el caso, por ejemplo, de Malditos Bastardos, donde vemos la acción desde el POV de un soldado nazi al que los Bastardos han marcado.

También encontramos el conocido como Zoom Rápido, ya sea para generar impacto, (un personaje que dispara a otro repentinamente), introducir a un personaje de forma súbita (como la presentación de Calvin Candie en Django), o para mostrar detalle en un plano que partía a larga distancia, Tarantino ha recurrido al zoom rápido en numerosas ocasiones.

Otro plano recurrente es el plano cenital. En él, la cámara se sitúa en lo alto de la escena, viendo el 

desarrollo de esta desde arriba. Este plano da mucha amplitud de campo y es útil para ver al personaje moverse de un lado a otro de la escena, en ocasiones incluso entrando y saliendo de edificios. Podemos verlo en Kill Bill Vol. 1, aunque uno de los mejores es el que protagoniza Shossana en Malditos Bastardos cuando se mueve por su cine

Otro plano clásico de los grandes directores es el Travelling de seguimiento, y Tarantino recurre a él para enseñarnos el entorno del personaje a la vez que lo ve él. La cámara se ubica tras su espalda, y el escenario se abre ante el espectador según el sujeto de la acción va avanzando. Aparece en Pulp Fiction durante el segmento de Butch, o en Malditos Bastardos cuando Shossana contempla por primera vez su cine lleno de invitados.

En este video de la derecha se puede observar un ejemplo.

Encontramos también en sus películas el conocido como PPP (primerísimo primer plano): Como el propio nombre indica, es un primer plano extremadamente cercano al rostro del personaje, y Tarantino recurre a él principalmente para hacer énfasis en los ojos del personaje y en adónde dirige su mirada. Podemos encontrarlo en Kill Bill o en Los Odiosos Ocho

El Plano detalle guarda cierto parecido con el Primerísimo Primer Plano, aunque en este caso el objetivo del plano es hacer énfasis en un objeto o en una parte del cuerpo del personaje que no es su cara. Lo podemos ver, por ejemplo, cuando vemos el llavero de la Pussy Wagon en la mano de Beatrix Kiddo en Kill Bill Vol. 1, aunque podemos encontrar este tipo de planos en cualquiera de sus películas.

Otro recurso típico es el Travelling lento, en el que el zoom va haciéndose lentamente hacia la cara del protagonista. Esto se utiliza en planos, como el de la derecha, de larga duración, para enfatizar poco a poco en la expresión facial del protagonista o para demostrar que el director quiere centrarse en un punto determinado del cuadro. Podemos encontrarlo en prácticamente todas las películas, aunque uno de los mejores es el del primer volumen de Kill Bill, en el que Beatrix intenta recuperar la movilidad de sus pies después de años en coma.

El Plano Secuencia es uno de los planos que más talento tras las cámaras requiere para hacerlo correctamente. Son planos de larga duración, que se mueven por varias localizaciones, requieren cierto grado de habilidad del operario de cámara, y están grabados sin cortes, en una sola toma. Últimamente están muy de moda, y suele recurrirse a ellos sin ninguna intención narrativa más allá de presumir de medios, aunque en el caso de los grandes directores los planos secuencias tienen un motivo para aparecer siempre que lo hacen.

Otro plano recurrente es el conocido como Travelling de 360 grados. De forma similar al travelling, este plano pretende hacer énfasis en lo que hay alrededor del protagonista de la acción. Sin embargo, en este caso, la cámara da vueltas a su alrededor, permitiéndonos ver todo lo que le rodea, y, cuando interactúa con otros personajes, ver también lo que estos ven desde sus perspectivas, y sin cortes de cámara. Tarantino también lo usa como recurso de tensión cuando hay un encuentro entre un héroe y un villano, para agobiar al espectador e inducir la sensación de que algo puede ir mal en cualquier momento.

Por último, hay un tipo de plano que no existe como tal pero es clave en las películas de Tarantino, y es el que podría denominarse como Plano Detalle de Pies. Como su nombre indica, es un plano detalle a los pies de los personajes femeninos (Tarantino ha hecho visible su fetiche por ellos en numerosas ocasiones, por lo que estos planos están presentes en muchas de sus películas). Si bien la mayoría nos muestran pies descalzos, también utiliza estos planos para otras funciones, como mostrar las botas de un personaje. Aunque suelen ser planos muy cercanos, a veces aleja un poco la cámara para dar más profundidad al plano. Además, aunque suele centrarlo en los personajes femeninos, hay algunas películas, como Django Desencadenado, en las que lo utiliza con pies masculinos.

En esta galería se pueden observar los diferentes ejemplos de los tipos de plano arriba explicados. Todas las fotos son de diferentes películas del director Quentin Tarantino. Para poder avanzar o retroceder pulse las flechas situadas en las esquinas de las galerías. Sitúe el cursor en la imagen para obtener más información del plano

Montaje y estructura narrativa

Quentin Tarantino es un director al que le encanta jugar con el montaje y con el orden en el que cuenta sus historias. En ocasiones divide la historia en capítulos, otras veces en segmentos, a veces empieza por la mitad, vuelve atrás, y vuelve a pasar por donde ya pasó de forma distinta, introduce flashbacks sobre los personajes para que les conozcamos según fluye la película… En el apartado de cada película analizaremos el montaje de cada una a nivel individual, pero hay rasgos a nivel genérico que sí pueden identificarse.

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Uno es la estructuración por capítulos, algo que ha hecho en los dos volúmenes de Kill Bill (ocho capítulos en total, cinco en el primer volumen y tres en el segundo), y en otras películas más recientes como Malditos Bastardos. Tarantino siempre ha admitido su gusto por la estructura novelística, dividiendo la historia, o mostrando, a modo de prólogo, una especie de introducción al universo que, si bien no estaba ordenada cronológicamente  con  el  resto  de  la  historia,  sí

podía servir para meter de lleno al espectador en ella (un ejemplo claro es el arranque de Pulp Fiction, con el segmento de la cafetería en la que vemos un intento de atraco que no vuelve a recuperarse hasta más de dos horas después). Es por ello que suele recurrir a la estructuración por capítulos, aunque también hace estas fuertes divisiones de otras formas. En su última película, Érase una vez en Hollywood, la película está dividida en tres partes, que se corresponden con tres días de la vida de los protagonistas.

Por ejemplo, en Django Desencadenado, introduce textos en pantalla durante un viaje de los protagonistas, utilizándolos de elipsis narrativa entre largos periodos de tiempo sin tener que recurrir a los clásicos “2 meses después”.

Otro recurso clásico en Tarantino es el del narrador. Le utiliza para informar al espectador sobre la situación del momento, sobre cómo se ha llegado a esa situación, o para introducir pequeños gags cómicos que alivian tensión. Hay varios ejemplos: en Érase una vez en Hollywood, mientras Rick Dalton habla con un productor, le dice que “Cliff le lleva a todas partes 

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porque su coche está en el taller”. Entra entonces el narrador, con la voz de Kurt Russell, para desmentir al protagonista y contar el verdadero motivo por el que Rick no conduce. Es, también, una de las formas favoritas de Tarantino de introducir cameos en las películas, ya sea el suyo propio (cuando ejerce de narrador en Los Odiosos Ocho o de uno de sus actores clásicos, Samuel L. Jackson (cuando le introduce en Malditos Bastardos para narrar el rescate de Hugo Stiglitz).

Por último, otro elemento al que recurre frecuentemente son los flashbacks. En la gran mayoría de las ocasiones es para dar al espectador más información sobre el origen o el pasado de un personaje al que vemos. El ejemplo más obvio es el de Reservoir Dogs, película en la que vemos el origen de cuatro de los personajes mientras la historia principal va avanzando poco a poco. Otro ejemplo destacado es el del primer volumen de Kill Bill, en el que vemos en un segmento de cerca de diez minutos una secuencia anime para conocer mejor el pasado de O’Ren Ishii, una de las villanas de la película.

De forma general, tiene una predilección por complicar la estructura narrativa de sus películas. Aquí podemos verlo de forma visual con dos ejemplos. El primero, es la estructura clásica de la inmensa mayoría de las películas (introducción, nudo y desenlace). El segundo, es la estructura de una de las obras de Tarantino, Pulp Fiction (es cierto también que el de Pulp Fiction es la estructura más compleja de toda su filmografía, pero nos es útil para mostrar de forma visual cómo el director tiene una debilidad por complicar la estructura narrativa de sus largometrajes.

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de prólogo en Malditos Bastardos. Con una duración de cerca de veinte minutos, en este segmento vemos la presentación de dos de los personajes (Hans Landa y Shossana Dreifuss). La escena empieza tranquila, introduciendo a los personajes, para ir poco a poco ahogando al hombre que la protagoniza en la trampa de Landa. Al final, la secuencia estalla en un climax genial, que abre la película por todo lo alto. Los encuadres, abiertos y luminosos al principio, van cerrándose alrededor de las caras de los protagonistas según crece la tensión y el poder del villano sobre el hombre, utilizando Tarantino tanto el lenguaje visual como el guion para simbolizar cómo el chico va haciéndose cada vez más pequeño ante el villano.

Esta sensación de incomodidad y de tensión se acentúa en muchas ocasiones gracias a su gusto por los planos de larga duración. En ocasiones, la cámara se detiene en el rostro de un personaje, para ver cómo la acción le está afectando. Pasa, por ejemplo, en uno de los momentos álgidos de Django Desencadenado, cuando Calvin Candie pone sobre la mesa el cráneo de uno de sus sirvientes, o en Malditos Bastardos, cuando Shossana se reencuentra con Hans Landa por primera vez

Otra característica típica de su cine es la introducción de larguísimas set-pieces en medio de las películas (segmentos que en sí mismos cuentan con introducción, nudo y desenlace). Es en ellos donde su talento tanto como director como guionista es más visible, ya que logra crear una tensión y una incomodidad latente en el espectador. Uno de los mejores, sino el mejor,  es  el  que  ejerce  

Referencias

Como es de sobra conocido por todos, Tarantino llena sus películas de referencias a otros directores y películas que le han influido en su carrera. Sin embargo, no sólo hace esto con otros artistas, sino que en ocasiones lo hace consigo mismo. De esta forma, intenta cohesionar un universo propio, con elementos que trascienden a películas y épocas y están presentes en todas sus cintas, de una forma u otra.

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El que quizá es el ejemplo más obvio es el de los cigarrillos Red Apple, una marca inventada por él que ha aparecido en la mayoría de sus películas: en Pulp Fiction (cuando Butch los pide en la barra del local de Marsellus, o cuando Mia sostiene una cajetilla mientras cena con Vincent), Abierto hasta el Amanecer (sobre el capó de un coche), Four Rooms (la cajetilla aparece en una mesa), 

Kill Bill (Beatrix Kiddo pasa por delante de un cartel enorme de la marca), Los Odiosos Ocho (Bob fuma cigarros de esa marca, a la que Tarantino, que ejerce de narrador, llama “Manzana Roja”), o Érase una vez en Hollywood, en la que Rick Dalton graba un anuncio para la marca.

Otro indicador de este universo conectado, son los guiños entre películas que Tarantino hace a través del guion. Por ejemplo, ha comentado varias veces que el Sr. Rubio de Reservoir Dogs es el hermano mayor de Vincent Vega, de Pulp Fiction. Sin embargo, el más curioso es el que conecta Kill Bill con Pulp Fiction. Durante una conversación en un restaurante, Mia Wallace (una aspirante a actriz), comenta a Vincent que una vez tuvo “sus quince minutos de gloria” cuando rodó un piloto. Lo interesante llega cuando le cuenta a Vincent de qué trataba ese capítulo para una serie de televisión que rodó:

Mia habla de que su personaje, Raven McCoy, quien formaba parte de un grupo de cinco espías llamado “Fox Force Five”. Había un personaje rubio, Sommerset O’Neal, la líder del grupo (en Kill Bill sería Daryl Hannah, que interpretaba a Elle Driver), una japonesa (Lucy Liu, que interpretaría a O’Ren Ishii), una chica negra (Vivica A. Fox, que interpretó a Vernita Green), una francesa (Julie Dreyfus, que fue Sofie Fatale), y una morena (la propia Uma Thurman, aunque en Kill Bill terminó teniendo el pelo rubio).

 

Además de las coincidencias, lo que hace de esto una referencia genial, es que la protagonista de la historia de Kill Bill es la propia Uma Thurman, quien da vida tanto a Mia Wallace cuando cuenta la historia del piloto, como a Beatrix Kiddo cuando protagoniza en su propia vida la sinopsis de la serie que menciona Mia.

Además de estas (ya comentaremos más sobre casos concretos en el análisis de cada película), otra forma que tiene de dar cohesión a su universo es mediante la reutilización de objetos, ya sean decorados, o, como es el caso en la mayoría de las ocasiones, vehículos. Sin ir más lejos, los dos coches que salen en Érase una vez en Hollywood son reutilizados de otras películas: el de Cliff Booth (Brad Pitt) lo conduce Beatrix Kiddo (Uma Thurman) en Kill Bill Vol. 2 y el de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) lo conduce el Sr. Rubio (Michael Madsen) en Reservoir Dogs.

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Por último, Tarantino es propenso también a introducir anécdotas propias en sus películas, ya sea en la personalidad de alguno de los personajes, o en situaciones que se dan a lo largo del metraje. Un ejemplo de esto podemos encontrarlo en Érase una vez en Hollywood. En una de las escenas más bonitas de la película, Sharon Tate (Margot Robbie), camina por la calle y ve que están proyectando The Wrecking Crew (película en la que ella sale). Se acerca a la taquilla y le pregunta a la cajera si puede pasar gratis, al formar parte de la película. La mujer 

no la reconoce, pero termina accediendo y le pide que se haga una foto al lado del cartel de la película para colgarla en el cine. Algo parecido le sucedió al propio Tarantino, que durante una cita pasó por delante de un cine en el que proyectaban Amor a Quemarropa, película que él escribió. El hombre de la taquilla no le reconoció (por entonces solo había dirigido Reservoir Dogs), pero la llegada de unos fans que se hicieron una foto con él, le convenció de que de verdad se trataba del guionista. Le pidió que se hiciera una foto con el cartel de la película y terminó dejándole pasar gratis. Esta anécdota la aplicó en la película, como se observa en el video de la izquierda.

Homenajes

Quizá la faceta más conocida de Tarantino sea la de su afición por homenajear a otras películas. Es un tema muy discutido entre sus seguidores y sus detractores, ya que lo que para algunos es un simple reconocimiento a una cinta o director que le ha marcado, para otros es un plagio que demuestra que no tiene un estilo propio.

 

Nada más lejos de la realidad, ya que si Tarantino se limitara a juntar referencias sin darles su propio significado, no sería el gran director que es a día de hoy (siendo uno de los más reconocidos a nivel mundial), y uno de los más imitados por los jóvenes cineastas.

Además, la cantidad de guiños y homenajes a otras cintas es tan abrumadora (aún no se han descubierto en su totalidad la cantidad que hay Pulp Fiction), que demuestra el dominio del director por todo tipo de cine: moderno, clásico, contemporáneo, obras de culto, serie b, serie z, comedias, dramas, musicales, cine de terror, ciencia ficción, animación, cine europeo, americano, asiático… 

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Tarantino ha bebido cine desde niño y su conocimiento y amor por el séptimo arte se puede comprobar en cada fotograma de sus películas.

Aunque es imposible enumerarlos todos, en este video pueden verse algunos de los más destacados, como el que hace a Psicosis (Alfred Hitchcock) en Pulp Fiction, El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone) en Kill Bill Vol. 2, o Metrópolis (Fritz Lang) en Malditos Bastardos.

Música

Siempre ha sido un elemento clave en el cine de Tarantino. Elige las canciones de sus películas meticulosamente, y les da diferentes funciones e incluso significados de los que tenían originalmente.

En muchas ocasiones utiliza las canciones para crear piezas musicales propias, sin incidir en la historia ni acompañar un diálogo. Un ejemplo claro es el de la intro de Reservoir Dogs. En ella, suena Little Green Bag (de George Baker Selection), mientras el grupo de atracadores sale de la cafetería en la que han desayunado. De esta forma, Tarantino introduce al reparto y muestra los créditos iniciales mientras los protagonistas, trajeados, caminan a cámara lenta por una calle, minutos antes de iniciar el atraco.

Otro ejemplo en el que introduce música para simplemente escucharla, sin que se vea interrumpida por el desarrollo de la película, es la introducción de Battle Without Honor or Humanity (de Hotei Tomoyasu). Durante la aparición de la canción, vemos a O’Ren Ishii, Gogo y Sofie Fatale llegar al local donde sucederá la batalla final acompañadas de los líderes de los Crazy 88. El montaje de la escena es rítmico, y no hay ninguna interacción entre los protagonistas mientras suena la canción, se limitan a caminar mientras se escucha la pieza.

También son frecuentes los momentos, en medio de la historia, que Tarantino reserva al baile. Como es obvio, esos bailes van acompañados de piezas musicales que el director escoge minuciosamente para acompañar la escena. Algunos ejemplos son You Never Can Tell (de Chuck Berry), que acompaña el mítico baile entre Vincent y Mia en Pulp Fiction; Stuck in the middle with you (de Stealers Wheel), que acompaña el sádico baile del Sr. Rubio mientras el policía que tiene prisionero agoniza en Reservoir Dogs, o Down in Mexico (de The Coasters), que suena mientras Arlene le hace un lap dance a Stuntman Mike en Death Proof.

La insistencia de Tarantino con elegir la canción que considera perfecta es tal, que reservó una elevada parte del presupuesto de su ópera prima para asegurarse los derechos para poder utilizar Stuck in the middle with you, canción que todo el mundo asocia a la escena del largometraje. Lo mismo ocurre con You never can tell, una de las canciones menos populares de un Chuck Berry al que se recurría más con Johnny B. Goode, (canción que se hizo mítica por su aparición en Regreso al Futuro).

En ocasiones, recurre también a Ennio Morrricone, compositor que es historia viva del cine y que ha trabajado en una cantidad ingente de películas. Sin embargo, Tarantino no recurre a él para que le componga sus bandas sonoras, sino que utiliza canciones suyas que fueron clave en otros filmes. Algunos ejemplos son Rabia e Tarantella, canción asociada a Malditos Bastardos, que aparece en los créditos finales, y que Morricone compuso originalmente para Allonsanfan (Paolo y Vittorio Taviani, 1974). Sin embargo, a día de hoy todo el mundo asocia la melodía a la cinta de Tarantino. Otro ejemplo de este caso es el de la banda sonora de Los Odiosos Ocho, compuesta íntegramente por Morricone, pero formada con descartes que el compositor tenía de otras películas para las que había compuesto. En este caso concreto, destaca especialmente L’ Ultima Diligenza di Red Rock, que abre la película. Como hizo con Rabia e Tarantella, Tarantino también se apropió de la canción Django, de Luis Bacalov, que fue compuesta para la película con el mismo nombre (de Sergio Corbucci, 1966). La utiliza, al igual que hizo Corbucci, para los créditos iniciales de la cinta, y como pasó con el tema de Morricone, ahora la canción es asociada al largometraje de Tarantino.

Por último, Tarantino, además de un excelente gusto musical, sabe combinar sus canciones para formar unas bandas sonoras de un nivel altísimo. De esta forma, destaca la del segundo volumen de Kill Bill, que combina piezas de Morricone (como L’Arena, Il Tramonto, o A Shilouette of Doom), con mitos del rock clásico como Charlie Feathers (con Can Hardly Stand It) o Johnny Cash (Satisfied Mind), la genial Goodnight Moon de Shivaree, o la ya mítica versión rockera de Malagueña Salerosa, de Chingon.

 

Otro ejemplo es el de su última película, Érase una vez en Hollywood, que es también un auténtico despliegue de la afición de Tarantino de la música de los cincuenta y sesenta: The Rolling Stones (con Out of Time), The Mamas & The Papas (Twelve Thirty), Deep Purple (Hush, Kentucky Woman), Simon & Garfunkel (Mrs. Robinson), Paul Revere & The Raiders (Hungry, Good Thing), o los españoles Los Bravos (Bring a Little Lovin).

En la primera playlist de Spotify se pueden escuchar todos los temas que hemos mencionado, mientras que en la de la izquierda se pueden escuchar la propia Playlist hecha por Tarantino con todas las canciones de su filmografía. 

Copyright: UniversoTarantino / Marcos López San Emeterio, Dafne Navas Mejías y Mario Orgaz Gomez

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